Esta es una entrevista de Hrithik a Esquire India, la cual traduciré por partes.
Las comparaciones con un dios griego no son una exageración para esta superestrella. Aún así es en sus imperfecciones que ha encontrado su auténtico ser. Hrithik reflexiona sobre su carrera.
Estamos en un salón de eventos promedio en las playas de Versova, pero al verlo a él podríamos estar fácilmente en una isla digna de Apolo; intacta, casi mítica. El agua afuera, calma en la superficie e inquieta por debajo, encuentra su espejo en sus ojos hipnotizantes; llevando una profundidad que nunca podrás alcanzar.
Hrithik es un hombre hermoso. Cabello desordenado, mandíbula cincelada, nariz aguileña, sin esfuerzo, es casi injusto. Persiste, mucho después de que ruedan los créditos, mucho después que el momento ha pasado, grabado en la memoria como una toma perfectamente encuadrada.
¿Se vuelve alguna vez cansino ser comparado a un dios griego? ¿O simplemente se ha vuelto parte de él ahora? Acostumbrado al apodo como quien posa en una chaqueta hecha a medida, inmaculado para las cámaras pero sin contar la historia completa.
Se ríe entre tomas ante la alusión mientras tomamos nuestros asientos para la entrevista. "Creo que he dominado la habilidad de presentarme frente a las cámaras, tal vez en un nivel de genialidad y lo digo porque si me vieran en mi vida diaria sería una comedia".
Sacudo mi cabeza. "Me rehúso a creer eso".
Él sonríe. "Puedes hacerlo, porque estar ahora sentado frente a ti hace parte de mi profesión ¿Pero mi vida personal? Es una historia completamente diferente.
A lo largo del tiempo ha hecho las paces con la dualidad. "Conozco mis mejores ángulos, he pasado tanto tiempo estudiándolos que domino la materia". Dice el actor, quien sabe exactamente que tan alta debe estar su silla para que él quede muy bien encuadrado para una foto. Él no tiene problema si el mundo cree que ese es quien es, él ahora que sabe la diferencia.
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